El Crítico 2.0. El derecho de las naciones a la autodeterminación.
Esta semana me toca asumir, ya por segunda vez, el rol de 'El Crítico'. Desgraciadamente está en boga el tema de la ''Cuestión nacional'', y digo desgraciadamente porque, en la medida de lo posible, lo preferible sería que ya fuese una cuestión resuelta.
Para quién no sepa de qué estamos hablando cuando hacemos mención al concepto de ''cuestión nacional'', la definiremos como aquella situación política (e histórica y, sobre todo, cultural) en la cual existe un conflicto entre dos naciones o entre un Estado y una nación que se encuadra dentro de dicho estado.
En España la cuestión nacional ha alcanzado cotas altas de conflictividad en la última década, y sí, en efecto estamos hablando del tema de la independencia catalana. Sin embargo, no es el único conflicto nacional existente en el estado español. Euskal Herria, obviamente, no es ajeno a este fenómeno. Lo mismo se podría decir de Galicia y, en menor medida pero no por ello menos importante, el País Valencià, León, Aragón y, aunque nos suene raro, Castilla y Andalucía.
Partiré de la afirmación de que la reivindicación de la soberanía no es reciente. No faltan los supuestos eruditos que opinan que la principal motivación de los independentistas es el tema económico ''El govern ens roba''. Sin embargo, ¿aparece entonces el ansia de soberanía en la última década? ¿O durante la Transición?
Cabe decir que durante la Transición la petición de estatutos de autonomía, sino de la independencia, ya conformaba un movimiento popular fuerte, pero no solamente en Catalunya, sino en Galicia, Euskal Herria, País Valencià, Aragón y, lo que es más raro, hasta en Andalucía. El movimiento nacionalista viene de lejos. Esta entrada no va a ser histórica y no vamos a analizar el origen de este conflicto, pero a quien le interese se le pueden facilitar fuentes.
¿Es democrático un matrimonio en el cual una de las partes quiere divorciarse?
Reflexionemos sobre esta metáfora. Un matrimonio, o una relación de pareja análoga al matrimonio, consiste en la convivencia entre dos partes que mantienen una relación sexoafectiva. Cuando una de las partes decide divorciarse o romper con la relación, consideramos que, independientemente de sus razones, está en su derecho a hacerlo.
¿Puede ser España un estado democrático sin promover el derecho a la autodeterminación de las naciones?
Si bien es cierto que la ONU elabora una serie de criterios para determinar si una nación merece o no autodeterminarse, lo cierto es que cualquier nación debe poder conseguirlo. Independientemente de sus razones, cuando una nación desea, no si quiera llegando a la independencia, sino realizar una consulta a sus ciudadanos sobre cual es su posición, y el Estado al que pertenece se lo niega, ya es una señal de que dicho Estado somete a esa nación. Dicha nación no tiene autonomía, no es capaz de decidir sobre su destino ni sobre sí misma. Es el Estado, una institución externo, quien determina su posibilidad de decidir.
No vamos a entrar en el debate de si Catalunya u otras naciones tienen o no razones suficientes para decidir, puesto que no deberían haber razones ni deberían pedirse. Si una nación quiere decidir sobre su futuro y llegar a la independencia, se debe respetar siempre. Es esa la esencia de la democracia. Es esa la esencia de un Estado democrático. No puede haber democracia en un Estado cuando se someta, cuando se obligue a una nación, a permanecer dentro de sus límites y de sus políticas.
Dicho esto, habría que plantearse: ¿España se mantiene unida porque sus ciudadanos quieren, porque su población está conforme, o se mantiene por la represión? Si la respuesta es la primera, parte errada, ya que no se ha consultado a la población. Si la respuesta es la segunda, entonces hay que empezar a plantearse si estamos haciendo las cosas correctamente como país, y si lo que queremos nosotros es una democracia o lo que sea que tenemos ahora.
Para quién no sepa de qué estamos hablando cuando hacemos mención al concepto de ''cuestión nacional'', la definiremos como aquella situación política (e histórica y, sobre todo, cultural) en la cual existe un conflicto entre dos naciones o entre un Estado y una nación que se encuadra dentro de dicho estado.
En España la cuestión nacional ha alcanzado cotas altas de conflictividad en la última década, y sí, en efecto estamos hablando del tema de la independencia catalana. Sin embargo, no es el único conflicto nacional existente en el estado español. Euskal Herria, obviamente, no es ajeno a este fenómeno. Lo mismo se podría decir de Galicia y, en menor medida pero no por ello menos importante, el País Valencià, León, Aragón y, aunque nos suene raro, Castilla y Andalucía.
Partiré de la afirmación de que la reivindicación de la soberanía no es reciente. No faltan los supuestos eruditos que opinan que la principal motivación de los independentistas es el tema económico ''El govern ens roba''. Sin embargo, ¿aparece entonces el ansia de soberanía en la última década? ¿O durante la Transición?
Cabe decir que durante la Transición la petición de estatutos de autonomía, sino de la independencia, ya conformaba un movimiento popular fuerte, pero no solamente en Catalunya, sino en Galicia, Euskal Herria, País Valencià, Aragón y, lo que es más raro, hasta en Andalucía. El movimiento nacionalista viene de lejos. Esta entrada no va a ser histórica y no vamos a analizar el origen de este conflicto, pero a quien le interese se le pueden facilitar fuentes.
¿Es democrático un matrimonio en el cual una de las partes quiere divorciarse?
Reflexionemos sobre esta metáfora. Un matrimonio, o una relación de pareja análoga al matrimonio, consiste en la convivencia entre dos partes que mantienen una relación sexoafectiva. Cuando una de las partes decide divorciarse o romper con la relación, consideramos que, independientemente de sus razones, está en su derecho a hacerlo.
¿Puede ser España un estado democrático sin promover el derecho a la autodeterminación de las naciones?
Si bien es cierto que la ONU elabora una serie de criterios para determinar si una nación merece o no autodeterminarse, lo cierto es que cualquier nación debe poder conseguirlo. Independientemente de sus razones, cuando una nación desea, no si quiera llegando a la independencia, sino realizar una consulta a sus ciudadanos sobre cual es su posición, y el Estado al que pertenece se lo niega, ya es una señal de que dicho Estado somete a esa nación. Dicha nación no tiene autonomía, no es capaz de decidir sobre su destino ni sobre sí misma. Es el Estado, una institución externo, quien determina su posibilidad de decidir.
No vamos a entrar en el debate de si Catalunya u otras naciones tienen o no razones suficientes para decidir, puesto que no deberían haber razones ni deberían pedirse. Si una nación quiere decidir sobre su futuro y llegar a la independencia, se debe respetar siempre. Es esa la esencia de la democracia. Es esa la esencia de un Estado democrático. No puede haber democracia en un Estado cuando se someta, cuando se obligue a una nación, a permanecer dentro de sus límites y de sus políticas.
Dicho esto, habría que plantearse: ¿España se mantiene unida porque sus ciudadanos quieren, porque su población está conforme, o se mantiene por la represión? Si la respuesta es la primera, parte errada, ya que no se ha consultado a la población. Si la respuesta es la segunda, entonces hay que empezar a plantearse si estamos haciendo las cosas correctamente como país, y si lo que queremos nosotros es una democracia o lo que sea que tenemos ahora.
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