Crítica a las clases
Esta semana vengo a hacer una crítica concreta a diversas actitudes por parte del profesorado que he visto en clase. De antemano sé que impartir clase a un grupo tan numeroso es complicado con el poco personal disponible, con el escaso profesorado, pero también depende mucho de las dinámicas que establece el profesor con los alumnos lo que facilita que se desarrolle el aprendizaje de manera correcta.
En primer lugar, la rapidez con la que se desarrollan los seminarios:
En algunas asignaturas no llegamos a los objetivos (tareas) según el calendario de los profesores. En concreto, hay prácticas que se debían hacer en horario lectivo y, por los motivos que sean (es indiferente), no ha dado tiempo. El profesor, en lugar de renunciar a algunas tareas posteriores para terminar las primeras, lo que ha pedido es que se haga en casa.
En casa la tarea se ha hecho de mala manera, porque no conocíamos las herramientas para poder terminar el trabajo de manera exitosa y, por otra parte, se han hecho las tareas para salir del paso, sin aprender nada ni asimilar los conocimientos. Las prácticas deben tener como fin el aprendizaje por encima del calendario lectivo. Si en lugar de cinco prácticas hacemos tres, pero las hemos asimilado, a la larga el aprendizaje será de mejor calidad.
En segundo lugar, materia inútil:
Nos da la sensación de que muchos profesores (y en efecto, será así por los motivos personales que sean) vienen a clase para ganar un salario, sin intención real de enseñar nada. Material que poco tiene que ver con nuestra especialidad, y profesores mediocres que ni saben dar clase, ni les interesa aprender a darlas. E incluso profesores que no dan clase, sino que se limitan a pedir que realicemos trabajos en lugar de impartir la propia materia.
En tercer lugar, exigencias sin base:
En concreto, pedir que expongamos en una lengua extranjera sin, previamente, cerciorarse de cuál es nuestro nivel y potenciar nuestra base en vocabulario y gramática para poder realizar una exposición usando lo aprendido, en lugar de limitarse a hacernos salir a la palestra y recitar de memorieta una retahila de palabras en otra lengua que el alumnado pronuncia como cree, porque no se ha dado antes suficiente bagaje como para hacerlo con seguridad.
En cuarto y último lugar, clases nada reflexivas:
Podemos contar con los dedos de una mano las ocasiones en que hemos podido debatir en clase. El debate es una herramienta de aprendizaje colectivo que consiste en aprender y comprender diferentes realidades a través del conocimiento y las experiencias del resto de compañeros. No solamente se ponen en tela de juicio nuestras propias ideas, sino que se aprende a respetar el turno de palabra, la escucha activa y el hablar en público.
Es triste que en una carrera donde deberíamos aprender todas las habilidades anteriormente mencionadas, apenas se les dedique unos minutos al cuatrimestre por parte de algún profesor benevolente que decide amenizar las clases con media hora de debate en toda su asignatura, y eso si es benevolente.
En conclusión, no es solamente opinión mía sino de todo el alumnado que la mayoría de clases son inútiles, están mal impartidas, y no fomentan el interés en aprender. Cualquier educador social debe saber desarrollar todo lo anterior y corregirlo, y si no tenemos buenos profesores que nos enseñen a hacerlo, hemos venido a la universidad a no aprender nada.
En primer lugar, la rapidez con la que se desarrollan los seminarios:
En algunas asignaturas no llegamos a los objetivos (tareas) según el calendario de los profesores. En concreto, hay prácticas que se debían hacer en horario lectivo y, por los motivos que sean (es indiferente), no ha dado tiempo. El profesor, en lugar de renunciar a algunas tareas posteriores para terminar las primeras, lo que ha pedido es que se haga en casa.
En casa la tarea se ha hecho de mala manera, porque no conocíamos las herramientas para poder terminar el trabajo de manera exitosa y, por otra parte, se han hecho las tareas para salir del paso, sin aprender nada ni asimilar los conocimientos. Las prácticas deben tener como fin el aprendizaje por encima del calendario lectivo. Si en lugar de cinco prácticas hacemos tres, pero las hemos asimilado, a la larga el aprendizaje será de mejor calidad.
En segundo lugar, materia inútil:
Nos da la sensación de que muchos profesores (y en efecto, será así por los motivos personales que sean) vienen a clase para ganar un salario, sin intención real de enseñar nada. Material que poco tiene que ver con nuestra especialidad, y profesores mediocres que ni saben dar clase, ni les interesa aprender a darlas. E incluso profesores que no dan clase, sino que se limitan a pedir que realicemos trabajos en lugar de impartir la propia materia.
En tercer lugar, exigencias sin base:
En concreto, pedir que expongamos en una lengua extranjera sin, previamente, cerciorarse de cuál es nuestro nivel y potenciar nuestra base en vocabulario y gramática para poder realizar una exposición usando lo aprendido, en lugar de limitarse a hacernos salir a la palestra y recitar de memorieta una retahila de palabras en otra lengua que el alumnado pronuncia como cree, porque no se ha dado antes suficiente bagaje como para hacerlo con seguridad.
En cuarto y último lugar, clases nada reflexivas:
Podemos contar con los dedos de una mano las ocasiones en que hemos podido debatir en clase. El debate es una herramienta de aprendizaje colectivo que consiste en aprender y comprender diferentes realidades a través del conocimiento y las experiencias del resto de compañeros. No solamente se ponen en tela de juicio nuestras propias ideas, sino que se aprende a respetar el turno de palabra, la escucha activa y el hablar en público.
Es triste que en una carrera donde deberíamos aprender todas las habilidades anteriormente mencionadas, apenas se les dedique unos minutos al cuatrimestre por parte de algún profesor benevolente que decide amenizar las clases con media hora de debate en toda su asignatura, y eso si es benevolente.
En conclusión, no es solamente opinión mía sino de todo el alumnado que la mayoría de clases son inútiles, están mal impartidas, y no fomentan el interés en aprender. Cualquier educador social debe saber desarrollar todo lo anterior y corregirlo, y si no tenemos buenos profesores que nos enseñen a hacerlo, hemos venido a la universidad a no aprender nada.
Estoy de acuerdo por completo con tu crítica Miquel en todos los puntos, me parece que las comparaciones son odiosas y la verdad es que no las podemos evitar, hemos tenido profesores que son bastantes profesionales, no solo son muy implicados e exigentes con nosotros si no que también se preocupaban por dar sus clases bien y por hacer unas explicación comprensible para todos, pero cuando algo de esta ecuación que falla, pasan situaciones como las que tu expones en tu publicación, por otra parte lo de la profesora de inglés, no solo es forzarte a hablar un idioma que no dominas si no la presión que ejerce sobre los alumnos que están haciendo su exposición.
ResponderEliminarBuenas tardes, Antonio.
ResponderEliminarBueno, yo no me he referido a ningún docente en particular, creo que, como bien dices, los hay más o menos profesionales y cada uno con unas virtudes pero también con unos defectos. Sin embargo, el problema viene cuando el docente, que es un educador, no se esfuerza por mejorar y hacer las clases más participativas o encontrar métodos de trabajo que nos motiven.
Ese es el problema, que existan obstáculos entre educador y educando, como es el método de enseñanza, y que los docentes no tomen cartas en el asunto y traten de mejorar.
Un placer leerte por aquí, compañero.
¡Hola Miguel!
ResponderEliminarMe ha encantado tu publicación, realmente me da pena sentirme tan identificada contigo, ya que me pregunto a que he venido a la universidad.
Muchos de nosotros nos vemos en la obligación de abandonar nuestras casas para marchar a otras ciudades y estudiar lo que realmente deseamos, en nuestro caso; educación social.
El sistema educativo español busca crear un rebaño de ovejas, tras cuatro años fuera de nuestras casas y desembolsando un gran gasto económico, obtenemos el título, el deseado título que hemos añorado durante nuestras vidas, pero... ¿nos sirve para algo?, NO.
Desgraciadamente salimos al mundo laborar sin tener una gran idea de como desarrollar nuestro trabajo, ya que durante nuestros años de formación no se nos enseña que es lo que tenemos que hacer, tan sólo nos piden que entreguemos trabajos y aprobemos todo para acceder a la beca.
Muchas gracias por todo el trabajo que desempeñas semanalmente, un saludo.
¡Buenas Miquel! Me ha gustado mucho tu publicación y bueno, ¿quién no está de acuerdo contigo la mayoría de veces? ¡Con la labia que tienes! También creo que es muy importante hacer clases algo más interactivas, sin necesidad de exposiciones en las que no entiendes de qué estas hablando y lo llevas todo estudiado de casa o en las que mientras has estado "trabajando con tu grupo" el docente se limitaba a observar la nada, dejando que la clase se convierta en un gallinero en el que al final es imposible llevar a cabo una buena documentación. También tenemos aquellos que te acumulan el trabajo a la chepa y ves que estás hasta arriba y siguen ampliando el tomo de trabajos para realizar. Aunque por suerte siempre hay alguno ( menos común, pero existen) que imparte charlas, debates, vídeos en sus clases y no lo valoramos, como pasó ayer. Hablo de Pedagogía, donde todos nos comprometimos entusiasmados y agradecidos por hacer algo diferente y necesario a asistir a una charla sobre el feminismo, una charla a la que nadie se presentó. Así que compañeros, si leéis este comentario y os seguís quejando del por qué no se hacen estas cosas... creo que la respuesta comienza a estar clara, y que no solo es culpa de ellos, sino también nuestra.
ResponderEliminarHola, compañeras.
ResponderEliminarMe llena mucho leeros por aquí y que dediquéis unos minutos de atención a mi publicación.
Por un lado, el tema del sistema educativo que plantea Alba. Sin ninguna duda en España es desastroso y no hay que esperar a que se desmorone, sino que ya está por los suelos. No por nada el fracaso escolar en nuestro país es tan alto respecto al resto de Europa.
Por otro lado, Nazaret, hablas de que la parte de la responsabilidad es colectiva, no solo del docente, y también estoy de acuerdo contigo. Nosotros no solamente tendríamos que dar apoyo a los profesores que se lo curran -que los hay, como bien dices sobre Pedagogía, por ejemplo-, sino que también es tarea nuestra exigir que la universidad sea un lugar donde aprendamos. Esa debe ser siempre nuestra reivindicación, que la Universidad es nuestra, de los universitarios, y que exigimos ser formados como profesionales.
Podría extenderme mucho más pero esto sería mejor debatirlo en clase. Por lo menos así aprovecharíamos las horas que perdemos con tonterías de varias asignaturas.
Un saludo, compañeras.
¡Hola Miquel!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu publicación ya que me siento identificada y tienes razón en todo lo que dices, pienso que los profesores deberían transmitirnos más motivación en las asignaturas y en la carrera en general.
Como tu bien dices hay muchos profesores que van a clase para ganar un salario sin intención de enseñar nada, no les interesa enseñar y luego también están los que se limitan a dar clase y lo único que hacen es mandarnos trabajos, pero en fin este es el sistema educativo que hay en España.
Gracias por tu trabajo.
Un saludo :)
¡Buenas tardes! Primeramente decirte que me ha gustado mucho tu publicación ya que pienso y reitero todo lo que has dicho. Yo tengo el mismo pensamiento acerca del sistema educativo de hoy en día. En mi opinión, hay profesores que se implican en las clases y nos hacen participes en ella por lo que hace que tu motivación y ganas de aprender acerca de esa asignatura aumente; por lo contrario , hay profesores que te piden el 100%, el cual no podemos dar, porque el trabajo del alumno está reflejado gracias a lo que el profesor te enseña, y si el profesor te da un 50%, es imposible que el alumno llegue a ese 100%, pierda la motivación de ir a clase, además de hacer con mala gana los trabajos y no apetecerle estudiar esa asignatura. Un saludo,
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