Gestación subrogada vs. Vientres de alquiler
Últimamente está en boga de cualquiera hablar sobre la lucha
por la emancipación de la mujer. Desde los movimientos de izquierdas más
tradicionales, que siempre han estado a favor de conseguir la independencia de
la mujer, hasta ahora los partidos de derechas y movimientos más reaccionarios
que, a su modo, se han sumado al carro.
La gestación subrogada, mejor definida y sin eufemismos como
vientre de alquiler, se puede definir como la relación contractual existente
entre una mujer que necesita dinero y una pareja o individuo que, por las
razones que sean, deciden pagar a esta mujer para que ella sea quien se quede
embarazada y después la titularidad del niño pase a los padres que han pagado
ese servicio.
Se afirma en los medios de comunicación que este es un tema
independiente a ideologías. ¡Imposible! ¿Cómo van a estar libre de ideología el
discurso y las medidas políticas propuestas por un partido político? Cualquier
posicionamiento, respecto al tema que sea, es ideológico. Defender a capa y
espada que se puedan mercantilizar las vidas humanas está impregnado de
ideología, que se puedan comprar y vender bebés -o estar en contra de esto- es
totalmente una posición política.
Desde los medios y los discursos políticos se defiende que
la gestación subrogada es una muestra de poder, ¡de poder!, que las mujeres
tienen sobre su propio cuerpo, pudiendo optar a venderlo para conseguir
sustento de forma libre. ¡Quién se atreve a prohibir a una mujer que se quede
embarazada y luego pueda vender a su bebé!
Partamos de un primer punto entonces: ¿sería un acto
realizado de manera altruista? Nunca. Si hay dinero de por medio, si hay un
contrato, no es un acto altruista, sino un negocio. Esto no es correcto ni
incorrecto, simplemente la realidad. Si, por ejemplo, una familiar decide
quedarse embarazada para otra por que la pareja no es capaz, ¿sería esto
gestación subrogada? No, no si no se produce un intercambio mercantil. Esto sí
sería un acto altruista, donde es la voluntad de la mujer quien, sin necesitar
dinero a cambio, decide ceder su vientre para albergar un bebé que después dará
a sus familiares. Teniendo claro que esto no es alquilar tu vientre, pasemos
ahora a abordar más profundamente el tema.
¿Cuál es el perfil de las mujeres que deciden aceptar un
contrato que las convierte en vientres de alquiler?
- · Mujer de entre 25 y 35 años.
- · Menos del 4% han recibido educación universitaria.
- · Más del 40% son desempleadas, la mayoría de ellas viven por debajo de la línea de pobreza.
- · Mujeres de India, Tailandia, Ucrania, Kazajistán, Nepal o Camboya.
¿Cuál es el precio del bebé?
Dependiendo del país, entre 40.000 y 150.000 euros dependiendo del país. En
India, por poner un ejemplo de cual es la necesidad económica de las mujeres
que optan por vender su vientre para sobrevivir, el salario medio anual es de
550 euros. Y esto es en el caso de que la mujer trabaje -cuando se ha visto más
arriba que el perfil de la mujer que gesta es desempleada y vive en la pobreza-.
Vendiendo su vientre puede cobrar entre 2000 y 4000 euros. ¿Realmente, viviendo
en la pobreza más miserable, está la mujer pudiendo elegir libremente sobre si vender
o no su vientre?
¿La negociación se da entre partes iguales?
Por poner un ejemplo, el 75% de los bebés vendidos en la India fueron
solicitados por extranjeros. Son las parejas con recursos económicos
suficientes quienes compran los bebés, mientras que son las mujeres más pobres
las que se ven obligadas a venderlos para sobrevivir. ¿Existe libertad entre
dos opciones cuando la otra opción es vivir mendigando padeciendo hambre?
¿Qué efectos se producen en la mujer después del parto?
En este contrato de contraventa, el proceso no termina cuando el bebé pasa
a manos de sus propietarios. Después de esto, ¿qué ocurre con la mujer? ¿sufre
algún tipo de consecuencia?
En primer lugar, desde el primer momento se somete a las madres a terapia
psicológica, especialmente a partir del quinto o sexto mes de embarazo, durante
la cual se intenta suprimir el vínculo materno-fetal que se desarrolla entre el
feto y su madre. Esta disociación entre lo que soy, lo que tengo en mi
interior, y lo que vendo, es tremendamente perjudicial para la persona porque
rompe su integridad esencial. Ya no son un ser, sino que albergan en su
interior ‘’algo’’ que no tiene nada que ver con ellas.
Los investigadores barajan la posibilidad de enmarcar las consecuencias
psicológicas de estos procesos de disociación ya no como un mecanismo de defensa,
sino como un síntoma de estrés postraumático. La mujer que gesta tiene sus
movimientos controlados desde el primer momento. Cada acción diaria está
destinada a salvaguardar la mercancía que alberga en su interior para la
posterior venta. Por eso, no solamente se perderá al bebé que ha estado
criando, sino que además pierde la propia concepción de su propio juego.
Otros riesgos
Seré más breve puesto que los riesgos específicos de la
concepción son bastantes y no quiero explayarme mucho más:
·
La hiperestimulación hormonal, como
el síndrome de hiperestimulación ovárica, que produce dolor y
que a veces exige hospitalización, fallo renal, posible infertilidad
futura e incluso la muerte.
·
La transferencia de múltiples embriones para
aumentar las tasas de éxito constituye otro de los peligros para la salud de la
mujer. El deseo de los clientes de asegurarse la obtención de un bebé, junto al
propio interés de la clínica en tener éxito, hace que a las mujeres se les
implante a menudo más de un embrión a la vez, lo cual está desaconsejado desde
el punto de vista médico. La transferencia de varios embriones aumenta las
posibilidades de que se produzcan embarazos múltiples, los cuales
se asocian a mayor riesgo de hipertensión, preeclampsia, diabetes
gestacional y hemorragia postparto, e incrementan la posibilidad
de intervenciones traumáticas para deshacerse de algún embrión.
·
También se realizan sistemáticamente pruebas de amniocentesis para
garantizar la integridad genética del feto. Los riesgos asociados a esta prueba
son dolor, infecciones, sangrado y aborto.
·
En un altísimo porcentaje de casos el parto es inducido y por
cesárea. Se trata de cesáreas que se realizan para facilitar la
programación y maximizar el número de nacimientos en la clínica y también para
facilitar que los clientes puedan asistir al nacimiento de la criatura que han
comprado. La cirugía abdominal para extraer el bebé del útero conlleva riesgos
bien documentados, incluyendo cortes quirúrgicos erróneos a la mujer y
al bebé, infección, hemorragias, histerectomía, dolor severo y/o dolor a largo
plazo en la zona de la pelvis o en la cicatriz de la cesárea e incluso muertes
maternas relacionadas con la anestesia o con el mismo procedimiento.
·
Se priva a la mujer del derecho a la toma
informada de decisiones sobre su propio embarazo. Si la mujer desea abortar y,
por lo tanto, desea terminar con el contrato, no podrá hacerlo. En
ese caso tendría que pagar grandes sumas de dinero a los clientes de la
subrogación, algo imposible de afrontar. Tampoco podrá continuar con el
embarazo si ella así lo desea en el caso que los clientes decidan que
la mujer aborte uno o más de sus fetos cuando, por ejemplo, los clientes no
quieren ser padres/madres de múltiples o se detectan anomalías fetales.
·
La ausencia de seguimiento y atención
postparto. Los contratos de subrogación no contemplan el apoyo postparto
para las madres. Las mujeres no reciben atención médica ni
psicológica durante la fase de recuperación postparto, la cual suele ser lenta
y complicada.
·
Bajo estas condiciones, no es de extrañar que otro de los problemas que
pueden sobrevenir a la madre subrogada es la depresión posparto, el estrés
postraumático e incluso la psicosis puerperal y el suicidio, pudiendo quedar su
salud mental comprometida de por vida.
Alternativas
Las vías alternativas tradicionales a la gestación
subrogada han sido la adopción o métodos de fertilidad asistida. La adopción es
el método que más está sufriendo un descenso acusado. La razón principal de
este descenso se debe a las numerosas y pesadas trabas burocráticas que han
pasado de provocar retrasos en la adopción de entre 2-3 años desde la solicitud,
hasta convertirlo en un proceso imposible que nadie ya emprende.
Por otro lado, están los métodos de fertilización
asistida, a estos recurren las parejas heterosexuales con problemas médicos de
diversa naturaleza para la reproducción. Según las estadísticas esta opción es
la primera entre las parejas heterosexuales. Los procesos de fertilidad
asistida duran alrededor de 12 meses y suponen un tratamiento médico.
En el primer caso se pueden tomar medidas políticas
para mejorar esta situación. Mientras que hay muchos niños y niñas en nuestro
país que no pueden vivir con su familia por la situación de riesgo, cuyas
necesidades no pueden ser cubiertas, o directamente los bebés que son
abandonados, los padres que optan a la gestación subrogada los ignoran y
prefieren comprar un bebé a mujeres que se ven abocadas a una vida miserable y
necesitan dinero para sobrevivir.
La labor de un estado no es facilitar la explotación
de sus ciudadanos y de que encuentren métodos inhumanos para poder sobrevivir.
Bajo esta premisa es justificable la legalización de la esclavitud porque
existe gente que ''si no recurren a la esclavitud no podrán sobrevivir''. El
Estado tiene la responsabilidad de cubrir las necesidades de estas mujeres que
se encuentran en riesgo y que necesitan cubrir sus necesidades más básicas. ¡Es
eso lo que tiene que hacer un Estado y no regular la compraventa de
bebés!
En cuanto a los miles de niños en centros de
protección buscando la calidez de una familia que los acoja y les ofrezca el
afecto que siempre han estado buscando, la solución no pasa por permitir que
las familias con mayor capacidad económica compren bebés a las mujeres en
situación de pobreza, sino a que el gobierno promueva y agilice los procesos de
adopción de los niños que ya han nacido, y que a nadie le importan.
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