Rol del Rastreador
El Rastreador
Esta semana me toca el rol
del rastreador, por lo que mi tarea ha consistido en encontrar una ‘’fake news’’.
En mi caso, he decidido cambiar un poco las reglas del juego y no centrarme en
falsas noticias actuales, sino que tengo intención de exponer una que influyó en
el destino de una isla que, hasta día de hoy, no ha dejado de ser origen de
polémicas.
Las falsas noticias se han
usado desde siempre, pero sobre todo desde la Primera Guerra Mundial como forma
de manipular a la población y justificar ciertas actuaciones políticas, en este
caso por parte de los gobiernos.
El hundimiento del Maine
El primer caso que os traigo
es del año 1898, en medio de un clima de tensión entre la vieja potencia
imperialista en América, España, y la emergente, Estados Unidos. El suceso
acontece en la isla de Cuba, a penas a unos kilómetros de Estados Unidos. En
aquellos días, la isla pertenecía a la corona española, siendo la principal
productora de azúcar de las diferentes colonias que poseía.
Como es obvio, Cuba era un
terrón de azúcar para las diferentes potencias de la época. Estados Unidos
estaba intentando aplicar la Doctrina Monroe en diferentes lugares: ‘’América para
los norteamericanos’’. En el interior de la isla ya habían surgido diferentes
rebeliones contra los invasores, inspirados en las acontecidas en las colonias
vecinas que habían logrado su independencia décadas antes. Estados Unidos supo
aprovechar la situación y financió a parte de estos sectores antiespañoles para
lograr la inestabilidad del gobierno de la isla.
Los norteamericanos,
aprovechando que tenían una base de la Marina en las islas Tortuga, desplazaron
al Maine hacia allá, deteniéndose el acorazado en la bahía de La Habana. Su
llegada no fue bien recibida por las autoridades españolas. Estados Unidos le
estaba disputando a la decadente potencia otras colonias como Puerto Rico y
Filipinas. La prensa norteamericana hacía tiempo que metía cizaña y pedía la
intervención de Estados Unidos en Cuba.
El 15 de febrero se produjo la
explosión del acorazado, muriendo 266 soldados. El gobierno estadounidense
proclamó a los cuatro vientos que el origen de la explosión había sido una mina
marina colocada por los españoles. El gobierno español propuso colaborar con
los yankees para aclarar los hechos, oferta que fue rechazada. Era la noticia
perfecta para la hostil prensa norteamericana para exaltar entre la población
que debía declarar la guerra inmediatamente a España.
Obviamente aquí hay un conflicto de clases entre
las dos más poderosas de cada país. Ambas de disputaban la colonia y, en el
caso norteamericano, no se dudó en usar todos los medios, sobre todo propagandísticos,
para justificar la guerra. Las noticias, en ese momento, ya eran una
herramienta política. La explosión del acorazado Maine era el casus belli perfecto.
Causas de la explosión
Un aspecto
llamativo del suceso fue que no se encontraron peces muertos flotando sobre la
superficie del agua tras la explosión. La supuesta mina habría liberado un gran
contenido de elementos tóxicos que se habrían expandido por el agua, provocando
la muerte de los seres vivos marinos cercanos. Sin embargo, no se encontró
ninguno.
Además, las
minas eran colocadas en los canales de los puertos y no en las boyas o anclajes
de los barcos. Sumado a esto, la explosión fue provocada por una carga de bajo
explosivo, mientras que las minas navales españolas eran de alta intensidad.
A nivel lógico, no era coherente intentar hundir el buque estadounidense,
puesto que si las autoridades españolas se veían dificultadas para acabar con
las propias rebeliones, peor aún era que interviniese Estados Unidos, que era
la máxima potencia del continente americano. España, de antemano, ya tenía una
posición más débil. Existía antes de la explosión un clima de tensión entre ambas
potencias colonialistas, no era necesario hundir el acorazado en caso de querer
declarar la guerra.
En 1976 hubo una tercera investigación dirigida por el almirante Hyman
Rickover. El informe indicó que la explosión había ido de dentro a fuera, y no
de fuera a dentro del acorazado. Con esto se demostraba que no habían sido
factores externos los desencadenantes de la explosión.
Esto último encajaría con el lugar donde se produjo la explosión: todo
indicaba que había afectado principal y originalmente a una de las calderas generadoras
de electricidad del barco, provocando el incendio del buque, afectando a todo
el cargamento de dinamita que transportaba.
Con los
diferentes documentos desclasificados del Pentágono se ha podido comprobar que,
realmente, el propio gobierno de los Estados Unidos reconocía que la explosión
del acorazado Maine había sido utilizado como medio de manipulación para justificar
la entrada del país en una guerra contra España por el dominio de la cercana
Cuba. El móvil queda claro, y los resultados, ahora un siglo y pico después,
nos enseñan que los verdaderos intereses de Estados Unidos eran, sin duda,
convertir a Cuba en su propia productora de azúcar.
Fuente: Eric Frattini. (2017). Manipulando la historia "Operaciones de falsa bandera: Del Maine al golpe de Estado en Turquía". Madrid: Temas de Hoy.
Fuente: Eric Frattini. (2017). Manipulando la historia "Operaciones de falsa bandera: Del Maine al golpe de Estado en Turquía". Madrid: Temas de Hoy.
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