Calidad versus Cantidad
Esta semana, como bien indica el título de la publicación, vengo a tratar el tema de la cantidad versus la calidad.
Desde la revolución industrial la producción de mercancías se ha acelerado debido al uso de maquinaria, que fue sustituyendo con el paso del tiempo a la manufactura y la producción artesanal. Con el tiempo, las cadenas de montaje al estilo fordista invadieron las fábricas, produciendo en masa mercancías que, si bien eran muchas, aumentando la productividad, su calidad respecto al trabajo manual quizá no era superior. Esta manera de producir afecta a nuestro modo de vivir, pues consideramos que debemos ser productivos, rendir al máximo, rendir rápido, rendir mucho.
El modo de producción no se queda solamente en nuestros espacios de trabajo, sino que acaba afectando a nuestras vidas. Vivimos en un mundo donde la inmediatez es una prioridad, la rapidez, el aquí y el ahora.
Lo mismo ocurre, sin duda, con la educación. Concretamente, mi crítica va dirigida al uso del blog en la asignatura de TIC. Si bien es cierto que hemos aprendido mucho con ella y hasta la disfrutamos, llega un punto de saturación en que la calidad de las entradas va a verse superada por la calidad. Seminarios, retos, entradas semanales... Es imposible ofrecer un material de calidad con tanta carga de trabajo.
En un principio las ideas brotaban solas, no hacía falta rebuscar demasiado. Ahora publicar se vuelve monótono, se escarba en la basura de las ideas desechadas para intentar encontrar algo con lo que rellenar unas líneas.
A mi parecer, a estas alturas del cuatrimestre hubiese sido mejor reducir la exigencia del número de posts a publicar. No solamente nos vemos saturados por trabajos de otras asignaturas, sino que también estamos dedicando mucho tiempo a los proyectos de esta, en concreto. Y esta opinión es meramente personal, puede no ser compartida por mis compañeros y compañeras.
Como educador hay que ser crítico, así lo intento desde el primer día. Y crítico constructivamente, que es lo importante. Sin acritud. Por ese motivo creo que quizá hubiésemos disfrutado más del blog ya a estas alturas del curso habiéndose terminado los seminarios en otras asignaturas, si se hubiese reducido el nivel de exigencia en cuanto a número de publicaciones. Y reitero esto, el número. ¿No sería mejor una producción de calidad, motivada por nuestro propio interés, que una producción en la que prima la cantidad de contenido?
He ahí mi reflexión, cada cual que la tome como considere.
Saludos.
Desde la revolución industrial la producción de mercancías se ha acelerado debido al uso de maquinaria, que fue sustituyendo con el paso del tiempo a la manufactura y la producción artesanal. Con el tiempo, las cadenas de montaje al estilo fordista invadieron las fábricas, produciendo en masa mercancías que, si bien eran muchas, aumentando la productividad, su calidad respecto al trabajo manual quizá no era superior. Esta manera de producir afecta a nuestro modo de vivir, pues consideramos que debemos ser productivos, rendir al máximo, rendir rápido, rendir mucho.
El modo de producción no se queda solamente en nuestros espacios de trabajo, sino que acaba afectando a nuestras vidas. Vivimos en un mundo donde la inmediatez es una prioridad, la rapidez, el aquí y el ahora.
Lo mismo ocurre, sin duda, con la educación. Concretamente, mi crítica va dirigida al uso del blog en la asignatura de TIC. Si bien es cierto que hemos aprendido mucho con ella y hasta la disfrutamos, llega un punto de saturación en que la calidad de las entradas va a verse superada por la calidad. Seminarios, retos, entradas semanales... Es imposible ofrecer un material de calidad con tanta carga de trabajo.
En un principio las ideas brotaban solas, no hacía falta rebuscar demasiado. Ahora publicar se vuelve monótono, se escarba en la basura de las ideas desechadas para intentar encontrar algo con lo que rellenar unas líneas.
A mi parecer, a estas alturas del cuatrimestre hubiese sido mejor reducir la exigencia del número de posts a publicar. No solamente nos vemos saturados por trabajos de otras asignaturas, sino que también estamos dedicando mucho tiempo a los proyectos de esta, en concreto. Y esta opinión es meramente personal, puede no ser compartida por mis compañeros y compañeras.
Como educador hay que ser crítico, así lo intento desde el primer día. Y crítico constructivamente, que es lo importante. Sin acritud. Por ese motivo creo que quizá hubiésemos disfrutado más del blog ya a estas alturas del curso habiéndose terminado los seminarios en otras asignaturas, si se hubiese reducido el nivel de exigencia en cuanto a número de publicaciones. Y reitero esto, el número. ¿No sería mejor una producción de calidad, motivada por nuestro propio interés, que una producción en la que prima la cantidad de contenido?
He ahí mi reflexión, cada cual que la tome como considere.
Saludos.
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