Un barrio que educa
Esta semana, como será costumbre hasta final de curso, creo una nueva entrada semanal con el fin de compartir con vosotros un vídeo de temática educativa que me ha parecido interesante y que he creído que también os lo podría parecer a vosotros.
El nombre del vídeo es ''Un barrio que educa'' (Enlace del vídeo en Youtube). Es un reportaje de unos 40 minutos de duración a cerca de cómo se han desarrollado en los barrios marginales de Sevilla, en concreto en el Polígono Sur, una serie de programas educativos para acercar las escuelas -esa Institución que genera desconfianza a muchos- a las familias que allí viven.
Partiremos de la premisa de que si existe cierto rechazo a la escuela, o al sistema educativo, no es por mero capricho. La escuela es una institución que cada vez se muestra más arcaica en cuanto al sistema de enseñanza que aplica. No es culpa de los estudiantes que España sea uno de los estados con mayor abandono escolar del panorama europeo, sino más bien de un programa que no se adecua ni a sus intereses, ni a sus necesidades.
Si a todo esto le sumamos que las capas más marginales, como pueden ser las familias más desfavorecidas a nivel económico y los prejuicios existentes respecto a su etnia -mayoritariamente son gitanos-, el resultado es que la escuela se convierte en un ambiente hostil para la comunidad. No es de extrañar que en muchos lugares los niños y las niñas deseen llegar a los dieciséis años para abandonar los estudios, si no es que lo consiguen antes por medios ilícitos.
En el Polígono Sur, hace alrededor de seis o siete años, se dio parte de que si la escuela no llegaba a los habitantes de aquella zona marginal no era por los propios miembros de la comunidad, sino porque la escuela no estaba siendo capaz de entender sus necesidades ni de convertirse en una herramienta que les fuese útil. Habiendo ubicado cuál era el problema principal, el siguiente paso fue convertir aquel elemento extraño y alejado de las necesidades de la comunidad, en una herramienta indispensable.
Desde la escuela lo primero que se hizo fue empezar a escuchar. Sí, escuchar. Estamos acostumbrados a que la escuela es una institución donde son los alumnos los que siempre escuchan, los que siempre acatan, y los profesores son entes de luz que poseen la verdad absoluta y lo dictan todo. Dictan el programa a seguir, las normas y las actividades. Los alumnos no son participes de nada excepto de intentar memorizar algo, y las familias tienen menos papel todavía.
Lo primero que sorprende de estas escuelas es que, como el propio título del vídeo indica, hay que convertir el barrio en un barrio que educa. La propia escuela debe ser el barrio, y el barrio la escuela. Convertir la escuela en el lugar de aprendizaje no solamente de los alumnos, de los niños, sino también de los padres. Y no solamente aprenden niños y padres, sino que los propios profesores también aprehenden de aquello que el barrio les dice.
La toma de decisiones la organiza una comisión mixta -¡sí, los padres participan, pero también los alumnos!-. Son todos, no solamente los docentes, quienes deciden los objetivos, algunos anuales, otros a corto plazo y otros a más largo plazo, que se van a intentar conseguir. Se plantean las posibles mejoras en el centro, y hasta se proponen talleres. En las propias aulas son los alumnos quienes tienen voz y pueden opinar sobre las actividades realizadas, proponer nuevas y derogar otras que no les han parecido útiles o interesantes.
Teniendo en cuenta que la escuela ha sido hasta el momento un elemento ajeno a las vidas de los padres de los alumnos, y que sin la legitimación que hacen estos de la escuela frente a sus hijos no habrá manera de que los alumnos se tomen en serio acudir a clase, el programa escolar ha desarrollado una ofensiva para integrar a los padres por completo en la escuela. En infantil los acompañan a clase durante un tiempo para que el nuevo entorno no les sea hostil. Luego los visitan puntualmente, y finalmente se organizan hasta comidas comunitarias en el propio centro, donde alumnos, padres y docentes comparten un día de celebración y cooperación.
En definitiva, porque no me quiero enrollar más ni hacer spoiler de todo lo que se trata en el vídeo. Si estáis interesados en aprender cómo la escuela se ha convertido en un órgano de interacción indispensable dentro de una comunidad que antaño era hostil, os recomiendo totalmente visualizar el vídeo y tomar nota de las diferentes iniciativas tomadas en este barrio de Sevilla. Sin duda, a nadie le dejará indiferente.
El nombre del vídeo es ''Un barrio que educa'' (Enlace del vídeo en Youtube). Es un reportaje de unos 40 minutos de duración a cerca de cómo se han desarrollado en los barrios marginales de Sevilla, en concreto en el Polígono Sur, una serie de programas educativos para acercar las escuelas -esa Institución que genera desconfianza a muchos- a las familias que allí viven.
Partiremos de la premisa de que si existe cierto rechazo a la escuela, o al sistema educativo, no es por mero capricho. La escuela es una institución que cada vez se muestra más arcaica en cuanto al sistema de enseñanza que aplica. No es culpa de los estudiantes que España sea uno de los estados con mayor abandono escolar del panorama europeo, sino más bien de un programa que no se adecua ni a sus intereses, ni a sus necesidades.
Si a todo esto le sumamos que las capas más marginales, como pueden ser las familias más desfavorecidas a nivel económico y los prejuicios existentes respecto a su etnia -mayoritariamente son gitanos-, el resultado es que la escuela se convierte en un ambiente hostil para la comunidad. No es de extrañar que en muchos lugares los niños y las niñas deseen llegar a los dieciséis años para abandonar los estudios, si no es que lo consiguen antes por medios ilícitos.
En el Polígono Sur, hace alrededor de seis o siete años, se dio parte de que si la escuela no llegaba a los habitantes de aquella zona marginal no era por los propios miembros de la comunidad, sino porque la escuela no estaba siendo capaz de entender sus necesidades ni de convertirse en una herramienta que les fuese útil. Habiendo ubicado cuál era el problema principal, el siguiente paso fue convertir aquel elemento extraño y alejado de las necesidades de la comunidad, en una herramienta indispensable.
Desde la escuela lo primero que se hizo fue empezar a escuchar. Sí, escuchar. Estamos acostumbrados a que la escuela es una institución donde son los alumnos los que siempre escuchan, los que siempre acatan, y los profesores son entes de luz que poseen la verdad absoluta y lo dictan todo. Dictan el programa a seguir, las normas y las actividades. Los alumnos no son participes de nada excepto de intentar memorizar algo, y las familias tienen menos papel todavía.
Lo primero que sorprende de estas escuelas es que, como el propio título del vídeo indica, hay que convertir el barrio en un barrio que educa. La propia escuela debe ser el barrio, y el barrio la escuela. Convertir la escuela en el lugar de aprendizaje no solamente de los alumnos, de los niños, sino también de los padres. Y no solamente aprenden niños y padres, sino que los propios profesores también aprehenden de aquello que el barrio les dice.
La toma de decisiones la organiza una comisión mixta -¡sí, los padres participan, pero también los alumnos!-. Son todos, no solamente los docentes, quienes deciden los objetivos, algunos anuales, otros a corto plazo y otros a más largo plazo, que se van a intentar conseguir. Se plantean las posibles mejoras en el centro, y hasta se proponen talleres. En las propias aulas son los alumnos quienes tienen voz y pueden opinar sobre las actividades realizadas, proponer nuevas y derogar otras que no les han parecido útiles o interesantes.
Teniendo en cuenta que la escuela ha sido hasta el momento un elemento ajeno a las vidas de los padres de los alumnos, y que sin la legitimación que hacen estos de la escuela frente a sus hijos no habrá manera de que los alumnos se tomen en serio acudir a clase, el programa escolar ha desarrollado una ofensiva para integrar a los padres por completo en la escuela. En infantil los acompañan a clase durante un tiempo para que el nuevo entorno no les sea hostil. Luego los visitan puntualmente, y finalmente se organizan hasta comidas comunitarias en el propio centro, donde alumnos, padres y docentes comparten un día de celebración y cooperación.
En definitiva, porque no me quiero enrollar más ni hacer spoiler de todo lo que se trata en el vídeo. Si estáis interesados en aprender cómo la escuela se ha convertido en un órgano de interacción indispensable dentro de una comunidad que antaño era hostil, os recomiendo totalmente visualizar el vídeo y tomar nota de las diferentes iniciativas tomadas en este barrio de Sevilla. Sin duda, a nadie le dejará indiferente.
¡Hola Miguel! Me he querido meter en tu blog porque sabía que no me iba a dejar indiferente y porque me interesa bastante lo que escribes. He de decir, que estoy totalmente de acuerdo con todo lo que has expuesto en tu entrada. El vídeo, al ser obligatorio para pedagogía me lo vi ayer, pero había algunos detalles que se me habían escapado y desde luego tu punto de vista me ha servido para darme cuenta de muchas cosas. Es cierto que el buen funcionamiento del sistema educativo empieza por escuchar a los alumnos y a sus familias. Sus propuestas y puntos de vista son fundamentales para que la educación tenga éxito. Pero desgraciadamente a día de hoy, hay muy pocos lugares que lleven a cabo esto. Estudiar se ha convertido en memorizar tochos de apuntes, "vomitarlos" el día del examen para después olvidarte de todo ello sin haber aprendido nada. Aprobar no significa aprender, ni al contrario. También veo que los centros están llenos de docentes (obviamente no todos) dedicados a desmotivar a los alumnos (lo digo por experiencia propia) y esto hace que muchos acaben abandonando los estudios con lo mínimo. Desde luego, las iniciativas de las que trata el vídeo son muy buenas para motivar tanto a los padres como a los alumnos a preocuparse por estudiar y no verlo como una obligación, a la par que fomentan la integración de barrios más marginados para intentar que desaparezca ese estigma sobre ellos e incitan a la cooperación entre el sistema, los alumnos y los padres.
ResponderEliminarEncantado de leerte por aquí, compañera.
EliminarEn cuanto a lo que apuntas que son problemas de nuestro sistema educativo, como no, son críticas que comparto. Ya entrando en medidas a corto plazo, en los casos que comentas sobre la desmotivación de los docentes, yo plantearía dos objetivos, o más bien, ámbitos en los que trabajar:
-En primer lugar, que muchos profesores son expertos en su materia, pero que para ejercer no se les exige, en institutos en este caso, ninguna formación en cuanto a pedagogía o métodos de enseñanza. Esto me parece fundamental para abordar el problema, pues un profesor, por mucho conocimiento que posea, no puede cumplir su función de profesor si no conoce los métodos para transmitir a los alumnos su conocimiento.
-En segundo lugar, que en la mayoría de centros los docentes se ven desbordados por la ingente cantidad de alumnos a los que tienen que impartir las clases. Es difícil no quemarse, o como dirían los ingleses, no padecer ''burn out'', cuando tienes que conseguir mover a una clase descomunal, arrastrarla, a diario. Tendríamos que plantearnos si los recursos en los institutos, en este caso humanos, son suficientes para que la educación sea de calidad tanto para profesor como alumno.
En fin, no quiero alargarme demasiado, pero es un pequeño esbozo de medidas que plantearía para frenar la creciente problemática que sufrimos en este país en el ámbito educativo y que, por el momento, parece que a ningún partido político le interesa resolver.